lunes, 2 de agosto de 2010

On porn

"[...]la actriz porno despliega una sexualidad masculina. Para ser más precisa, se comporta exactamente como un marica en un backroom. Tal y como se la representa en las películas, quiere sexo, con cualquiera, quiere que se la metan por todos los agujeros y quiere correrse cada vez. Como un hombre si éste tuviera un cuerpo de mujer.
Si observamos una película porno heterosexual, siempre es el cuerpo femenino el que resulta valorizado, el que es mostrado, es el cuerpo que cuenta para producir un efecto. No se pide lo mismo de un actor porno, se le pide que se empalme, que se agite, que saque su esperma. El espectador de una película porno se identifica sobre todo con la actriz, más que con el protagonista masculino. Del mismo modo que en cualquier otra película nos identificamos espontáneamente con el personaje valorizado. El porno es también la manera que tienen los hombres de imaginar lo que ellos harían si fueran mujeres, como se esforzarían en dar placer a otros hombres, siendo buenas putitas y comiéndose todas las pollas. Se evoca a menudo la frustración de lo real, comparada con la puesta en escena pornográfica, esa realidad en la que los hombres deben follar con mujeres que no se les parecen, o al menos no muy a menudo. En este sentido resulta interesante notar que las mujeres que acumulan los signos de la feminidad, las que repiten doce veces a lo largo de una conversación que ellas se sienten, y que participan de una sexualidad compatible con la de los hombres, a menudo son las más viriles. La frustración de lo real es el duelo que los hombres deben realizar si quieren entrar en la heterosexualidad, el duelo de la posibilidad de follar con hombres que tengan atributos externos de mujeres."


"¿Por qué el porno es el dominio exclusivo de los hombres?¿Por qué, si el porno es una industria que tiene tan solo treinta años son ellos los principales beneficiarios económicos? La respuesta es la misma en todas las situaciones: el poder y el dinero resultan desvalorizantes para las mujeres que los poseen. No debe ejercerse u obtenerse si no es a través de la colaboración masculina: sé elegida como esposa te aprovecharas de las ventajas de tu compañero.
Solo los hombres imaginan el porno, lo ponen en escena, lo miran y sacan provecho; así el deseo femenino se ve sometido a la misma distorsión: debe pasar por la mirada masculina. [...]el orgasmo femenino [...] Rápidamente, se vuelve doblemente contra las mujeres. Primero, haciéndonos comprender que hemos fallado si no logramos gozar. [...] el orgasmo se ha vuelto un imperativo. Es necesario sentirse siempre incapaz de algo. Y segundo, porque los hombres se han apropiado rápidamente de este orgasmo femenino: la mujer debe gozar a través de ellos."

Virginie Despentes, Teoría King Kong. Ed. Melusina S.L. 2007 pgs. 85-87